
Apenas un foul que no cobró a Rojas y una equivocación de jugador en una amarilla, que le corrigió un asistente (se la sacó a Bustos y el infractor fue Malacarne), fueron los errores de la mujer de 31 años."Me voy muy contenta y tranquila porque di lo mejor de mí. Los jugadores colaboraron muchísimo y eso facilita la labor de cualquier árbitro. Como debut está muy bien pero tengo muchas cosas que mejorar", le manifestó la protagonista a
Clarín con un ramo de rosas que le regaló la dirigencia de San Martín, en brazos. Sonriente, feliz y muy elegante se retiró de la cancha sacándose fotos con varios hinchas. Es que a esa altura, el nuevo capítulo en la historia del arbitraje argentino ya estaba escrito.
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