Costó el arranque, con Dedyn, lesionado y afuera en el primer tiempo y la presión de un 0-1 en contra a los 27’ cuando todavía se estaban acomodando las piezas. Hasta ahí, el equipo de Vivaldo había intentado instalar su juego en el medio; donde Luis Vidal y Villalba buscaron adoptar la pelota como propia. Cuando asomó el juego asociado, la CAI pareció en su salsa. El propio Vidal pateó cruzado y afuera en la primera de cambio, confiado en los espacios que comenzaron a aparecer en la noche correntina. Boca Unidos se mostró intimidante arriba con la dupla Núñez-Bisconti, dos tanques con oficio que juntos se potenciaron. La apertura llegó sin aviso, imprevista, por un rebote que Franco Amaya pescó fuera del área. Con Ciucci por Dedyn, cambiaron los nombres para defender y se empezó de nuevo. A Boca no le tembló el pulso para hacerse dueño del trámite, administrando la pelota y los tiempos; quitándole todo protagonismo a los del sur. Solamente, un testazo de Facundo Talín que atajó vuelo mediante, Nereo Fernández, alteró la calma. El primer tiempo terminó siendo un suplicio. Porque se perdía, no se encontraba la vuelta y Boca Unidos era un claro dominador. Apretado, nunca ahorcado el team del sur resucitó en el segundo tiempo, plantado para contragolpear, ya con Romero en cancha y un envión futbolístico que se tradujo rápido en un pase de Vidal para Soto Torres, volteado en el área por Donatti. El paraguayo David Villalba ejecutó con maestría desde los doce pasos para que llegara el alivio del 1-1. Ahí llegaron las expulsiones –una por lado- y la paridad llegó para quedarse.
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