
Lucas Arguello (19) desafia el futuro en el mediocampo de la CAI donde la recuperación, el despliegue y hasta alguna entrada con dientes apretados sirven para imponer lo que muchos llaman “oficio” futbolero. No exentos de juego, de toque, goles y de alguna exquisitez a la hora de darle dinámica al equipo hay una responsabilidad adicional para los “fogoneros” que deberán lidiar con los esquemas más inexpugnables. En ese rol, el volante de Centenario pretende tener su propia revancha: “Las expectativas son grandes, vamos a apuntar a lo máximo que es ascender. Estamos tranquilos y ansiosos para que arranque el torneo” cuenta Lucas, un jóven sobreviviente del TAA que arrancará siendo pieza clave. “Hay potencial, somos jóvenes pero nos tenemos que hacer grandes. Así es el torneo, no vamos a arrugar ni a achicarnos”, desafía. El jugar y jugar, la bandera que flamea la CAI a lo largo de su historia es una parte inevitable de la propuesta. “Fabián (Zalazar) nos dio la consigna de que nos apoyemos. Es una maza y nos ayuda a los chicos y a los que quedamos como los más grandes. Además Mauro Villegas nos da una mano enorme, en experiencia como en el vestuario”. Jóven al fin, Lucas Arguello no olvida lo que pasó hace algunos meses cuando la CAI descendió casi por el canto de una uña; tras una campaña que invitaba a quedarse. “A mí me pasa y lo siento. Nos hace mal volver al estadio y hablar de lo que fue el descenso. Es muy difícil superar eso”. Arguello, neuquino e hijo de futbolista, llegó al club a los 13 años y pasó por las inferiores de Vélez Sarsfield (quinta, sexta, cuarta y reserva) se anima a decir sin complejos que el equipo no admitirá ninguneos, juegue contra quien juegue. “La CAI va a ser la sorpresa del Argentino B. No tengo dudas”.
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