La CAI se despidió de la fase dándole pista a los jugadores
que habitualmente militan en la Liga local. Y cerró ésta parte del campeonato,
invicto y ganador en el estadio Municipal. Lo abrió con una gran definición el lungo
Cristopher Luckacheusky cuando solamente se jugaban 4’ del primer tiempo por un tiro cruzado del punta ante la vacilante salida de Yorno. Madryn se fue a
la carga y metió presión, obligando a un par de intervenciones de Mancinelli,
el uno menos debutante que el resto. Tras un rebote lo empató Borbaderry de
chilena y todo volvió como al principio. A los 27’ una corrida de Juan Cruz
Ercoreca –habilitado- lo dejó liberado y de cara al arquero para ejecutar el
2-1. El Aurinegro no bajó la guardia y volvió a empatarlo con un tiro libre de
Bona al ángulo prohibido. En el segundo tiempo, la búsqueda de la visita persistió
pero la CAI supo responder con la pelota, algo de juego (bien Leo Reynoso y Benites)
y también, bastante de fortuna. Parecía que la paridad sellaría la historia y
que en el Municipal no habría más tiempo para las emociones. Un notable
anticipo de cabeza del juvenil Sebastián Leguiza (hermano menor de Mauro,
también chaqueño) que apareció en el primer palo y contó con alguna complicidad
de Yorno, rompió el equilibrio en una tarde que se hacía gris pero terminó con
algo de sol impulsado por vientos renovadores. Los pibes dirigidos por Mario
Amado, un conocedor del paño, terminaron cumpliendo con su misión. El 3-2
sostiene la fortaleza en Comodoro y una paternidad que se estira ante el
Deportivo, un comprador compulsivo que terminó bastante devaluado.
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