Marche una lección de geografía
Una muestra más de cómo se maneja el futbol del interior y como se juega con los intereses de los clubes, resulta la designación del árbitro Claudio Orellano para dirigir el decisivo encuentro entre la Comisión de Actividades Infantiles y Gimnasia y Esgrima de Mendoza, éste domingo a las 15 en el estadio Municipal. Nada puede advertirse sobre el juez elegido más allá de una recorrida por sus números y sus antecedentes, sino sobre la distancia que deberá recorrer para pitar en el sur durante noventa minutos y los gastos que deberá costear el club local. Capricho o ninguneo ?. La CAI tiene que afrontar alrededor de diez mil pesos promedio en pasajes aéreos para las autoridades del partido incluyendo a Orellana, sus asistentes Juan Alejandro Rivero y Carlos Rolando Moros como también al cuarto árbitro, Juan Toledo todos catamarqueños y radicados a 2.435 kilómetros reales de la sede del partido que definirá la suerte del único equipo chubutense que sigue en competencia. Al márgen de la erogación adicional que deberá asumir la CAI, no existe lógica alguna en la designación considerando que existen árbitros de la misma calificación en la provincia de Buenos Aires y región Pampeana en general. Nunca antes, excepto en tiempos de la Primera B Nacional donde el profesionalismo lo ameritaba, se dio una curiosidad de éste tipo. Jamás un árbitro de una provincia norteña tan extrema llegó para dirigir en Comodoro Rivadavia recordándose algún lejano antecedente de Cuyo o La Pampa ya jugándose Torneo Argentino A. El diario Los Andes en su edición de ayer hizo referencia al árbitro catamarqueño Claudio Orellano con referencias no del todo buenas, dirigiendo a equipos mendocinos. Se exalta su condición de “localista” y hasta algún temor respecto a la incidencia que el juez pudiera tener en un trámite potencialmente parejo.
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