Ya no hay lugar en el consultorio
El primer tiempo no tenía otro destino que un ilevantable cero a cero. Los arqueros casi estuvieron de más en los primeros cuarenta y cinco; donde Atlético Rafaela tuvo la pelota con algo más de sentido ofensivo y la CAI, casi como un sello, atacó en cuentagotas priorizando cuidar su propia quinta. Los volantes levantaron las banderas del corte bien lejos del área y los defensores no pasaron por sobresaltos ante pelotazos cruzados, previsibles, frontales. Al consultorio de la CAI se le agregó un paciente de urgencia. A los 32’, Luis Rodríguez advirtió un tirón de preaviso en el muslo izquierdo y ya no pudo continuar, quemando con Leandro Benegas, el primer cambio obligado. Ya con Lucas Crespín viendo a sus compañeros desde la tribuna y con Vivaldo, suspendido, dando indicaciones del otro lado del alambrado; el panorama pintaba pesimista para el local. Pero todavía faltaba un capítulo más a la accidentada novela de CAI. La nueva víctima fue Emanuel Morales quien con una molestia en el tobillo izquierdo debió dejarle su lugar al juvenil Leonardo Gil, habitual volante central. El partido en éstos parámetros casi había pasado a un segundo plano. El cero empezó a valorarse como tesoro preciado, porque Rafaela llegó poco pero fue más profundo que el local, quien ya había jugado la carta del nigeriano Orode para crear juego y tratar de abastecer a los delanteros. CAI empezó temprano a mirar con cariño el 0-0. En el medio el juego escaseó y nadie se atrevió a tenerla un rato bajo la suela. Orode, Vidal y Dedyn mostraron ganas pero no ideas y cada intento de aproximación terminó en los pies equivocados. Rafaela también se cayó en el pozo y salvo una entrada de Capellino y el suspenso de los últimos minutos, el cero no zozobró. El resultado termina siendo un pagaré que deberá “levantarse” en Paraná y en Caballito, las dos próximas escalas.
Fotos Chino Arturo.
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